miércoles, 23 de abril de 2008

Infame Represión

Y así estamos.
Incapaces de ser un país maduro, de poder controlar nuestro problemas de la manera más tranquila y civilizadamente.
No me estoy quejando de la gente que protesta. No. No puedo acusar a nadie de querer tener mejor salud, vivienda, empleo o seguridad. No puedo quejarme de alguien que siente que el estado es casi inexistente. No puedo quejarme de alguien que lo único que ve de ese estado, son los gases lacrimógenos y las balas.
Se han levantado la ciudad en peso. Uno no puede andar por la ciudad sin que el tráfico se lo devore completamente. No es suficiente con levantarse a los niños de la calle, para que no interfieran con las fotos. No. También hay que reprimir, porque todo estado cuando organiza una cumbre surte a sus fuerzas policiales de nuevos juguetes con los cuales mantener a la población a raya, y pobres aquellos que osen perturbar la tranquilidad del vecindario.
¿Las cumbres en el Pentagonito? Ni Fujimori.
Y lo peor de todo es la persecución que se hace a todo nivel, sólo para tener más excusas para sacar más policías a la calle en estas cumbres.
Si es un crimen, pensar diferente, o quejarse o simplemente no comprarse el rollo de nuestros gobernantes, entonces amplien las cárceles, que el 50% del Perú estaría en ellas.
Y está el caso de Melissa Patiño, que anda 60 días esperando que le digan que hizo mal exactamente: Ir a Ecuador, treparse al micro, trabajar en una radio, escribir algunos versos. Y no sólo ella, sino los demás, que hasta ahora nadie me ha demostrado feacientemente que hicieron de ilegal. Porque pensar diferente no es un crimen, según tengo entendido, al menos que me hayan teletransportado a la Rusia de Stalin, a la Alemania de Hitler o la Oceanía del Gran Hermano. Por ende, me parece que hay gente que no tiene las más mínima idea de lo que está pasando delante de sus narices, y hay gente que lo hace con un afán malicioso y rastrero.
Ayer realmente tocaron un nervio en mí. Mañana cualquiera de nosotros seremos pausables de básicamente cualquier atropello, para luego ser denominado una amenaza para la sociedad, un problema que hay que ser reprimido.
Finalmente cuando todos seamos incómodos, pasaremos algunas noches en prisión, como símbolo que no hay que meterse con el sistema. Por que ellos siempre tienen razón, aún así estén equivocados.

Más: DTP: Buenas noches, Buena Suerte
Más: ÚteroTV: Melissa, el viaje y el novio.

martes, 15 de abril de 2008

70 años desde tu partida




Siempre he dicho que el Perú es una tierra de poetas, más que de cualquier otra cosa. Nada malo con los demás artistas, pero nuestro versistas son de una categoría escepcional.
Hoy son 70 años de la partida del más grande peota que hemos tenido, todo un adelantado: Cesar Vallejo. Así que elijo el poema que más me mueve, que siempre me ha movido más:

Masa

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…