viernes, 22 de febrero de 2008

Y habrá Sangre

(Foto: El Morsa)

La tarea de una crítica de la violencia puede definirse como la exposición de su relación con el derecho y con la justicia. Porque una causa eficiente se convierte en violencia, en el sentido exacto de la palabra, sólo cuando incide sobre relaciones morales.
Walter Benjamin, Crítica a la Violencia (1922)

Como dice Benjamin, la violencia es algo que se impone en los medios, más no en los fines; El caos no es la intención de quienes protestan, sino la forma de ganar notoriedad a falta de otros medios.
Como sabemos, el estado tiene el monopolio de la violencia legal. Como tal, esta circunscrito a ciertas normas y leyes que limitan que la violencia estatal se convierta en una represión abierta. Hasta ahí todo claro.
Pero no todas la violencias son iguales. No es lo mismo dispararle a una paloma con una escopeta de perdigones que pegarle a tu esposa, ambas acciones de lo más condenables. Así como he visto esta semana, hay una confusión de los límites de la violencia y la ley, entre la represión y el derecho a la insurgencia.
Nadie ha podido al parecer saber manejar esta situación sin antes señalar con el dedo a aquellos que están en la vereda del frente. El resultado parcial (porque este partido no termina señores) es de 5 muertos en circunstancias oscuras, y más de 200 arrestos.
Pero el signo más significativo de una violencia política la da el gobierno, que arremete contra la oposición, acusándola de ser parte de los instigadores del paro. Esto además de decir que hay "manos extranjeras" y "senderistas" detrás del asunto. Un claro ejemplo de violencia orweliana: Deshumanizar al adversario, encasillarlo y preferir una ataque frontal antes que ver de que se trata el asunto.
Sin dudas, a los organizadores del paro se les fue el asunto de las manos. Como dice Fernando Vivas, estos son los momentos en que se deben buscar nuevas formas de mostrar descontento, porque bloquear carreteras es una invitación a una escalada de violencia. Ahí es en donde se presenta la línea más delgada de todo el asunto. En qué momento el gobierno ejerce su poder para disolver cualquier desorden y en qué momento el gobierno se torna represivo y comienza a atacar de más a la población.
Otro aspecto importante es el hecho que esto venía anunciado, ergo, el gobierno sabía que este paro se venía con todo: Ahí existe otro tipo de violencia: Rehusar el diálogo, minimizar la capacidad de protesta de los agricultores, además de negarse a aceptar que existe una situación de riesgo. Esto creó un clima en donde la violencia brotó de forma natural, como medio para expresar un rechazo del gobierno central.
Como diría Benjamín, la violencia es aún más condenable cuando en los conflictos sociales tienen una solución próxima y razonable, como sucedió con la Ley del Tercio. Pero la violencia como herramienta está fundamentado en la naturaleza como estado; lo que no está por ningún lugar aceptado es que exista impunidad para ejercer una fuerza que vaya encontra de una solución, en contra de los fines; una violencia que sólo logre general que la situación escale geométricamente, como sucedió esta semana.
Ahí entra el DL 982, que permite el uso ininputable de las armas por parte de los fuerzas del orden, es el ejemplo típico de una violencia administrativa fuera de control: 5 muertos es una muestra de la inefectividad de un estado para aplicarle paños fríos a una situación que bien se podía arreglar días antes. Pero así como esa ley permite que los policías disparen a quemarropa contra la población, no exime el hecho que se debe castigar a los responsables políticos del asunto. Además existe un precedente: Las protestas en Arequipa del 2001. Si el gobierno quiere seguir con esa onda, la mira regla debería ser para todos. ¿O no?
Finalmente, existen dos elementos accesitarios a todo este asunto: El primero es el racismo existente en la política nacional, que vive debajo de la fachada del centralismo; Esta presión constante causada por el esfuerzo de la inclusión de los pequeños agricultores dentro de un esquema de agro nacional llevaron a este paro. El segundo es que el estado debería estar más preocupado en defender los intereses de la población, en lugar de buscar que los grandes capitales desplacen a las grandes poblaciones.
Este tipo de acciones sólo logran que la violencia se escale a niveles que hemos visto esta semana.

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