Marthismos
Siendo sincero pensaba comenzar esta serie de grandes bibliografías fujimoristas con Carlos Raffo, alias “Mapache Feo”, “Mapache Gordo” o “El Agente Naranja”, pero no importa cuán gracioso resulte ser Raffo, ni cuantos chiste y disparates dice por hora (debería escribir para El Otorongo) nada de lo que ha dicho últimamente es digno de compararse con la lady del fujimorismo, una de las geishas más renombradas de la historia peruana.
Si bien la gente ya no debe recordar esas terribles Mesa Directiva del Congreso, en la cual las tres Martas rotaron las labores ejecutivas, para mí es el símbolo de una época. Primero estaba Martha Hildebrandt, conocida por sus siestas en el hemiciclo, sus descalabros periodísticos, su gusto por la alta (y solamente esa) cultura y como no, sus peleas con personas peruanas de otras lenguas. También estaba Martha Moyano, actualmente 2da Vicepresidenta, recordada por ser la hermana de Maria Elena Moyano, tal vez el mayor personaje que ha salido de Villa el Salvador, un ejemplo de coraje, valor y entrega. Pero su hermana nunca se ha caracterizado por su inteligencia, o su habilidad para entender a veces los códigos políticos. Y por último está Martha Chávez, tal vez la más grande joyita de esta corona, para quién sólo tengo uno cuantos y bien afilados adjetivos.
Creo que lo más fuerte que dijo alguna vez (hasta el lunes) fue defendiendo al Grupo Colina y al Ejército, diciendo que era probable que Leonor La Rosa, ex agente del SIN que fue torturada bajo órdenes de Santiago Martín Rivas, se “autotorturó”. Así de simple, sin aspavientos ni muecas. También recuerdo que dijo, aunque mi memoria me falla, que las victimas de La Cantuta se “autosecuestraron”, pero no me costa, debido a la cantidad de parodias que nacieron después. Frases como “autoasesinato” “autofraude” “autocomplot” y “autoatentado” rotaron de boca en boca y de chiste en chiste como si nada. Habían nacido los Marthismos.
Durante los años defendió los puntos de vista oficiales, siendo la vocera de Cambio 90, desde la triple reelección, tumbarse abajo al TC, llamar terroristas a grupos de derechos humanos y un largo y doloroso etcétera. Luego reapareció postulando a la presidencia por el partido naranja, con unos afiches francamente poco creíbles (¿Cuál sonrisa era más fingida, la de Javier Diez Canseco o de ella? ¿O peor era él de los guantes?). Defendió todos los logros de su amado chino y basó su campaña el lo bueno que fue ese gobierno. Pero luego de la ruptura al interior de los fujimoristas, mantuvo silencio por un tiempo, hasta que el lunes reapareció recargada (¿De Risa?) y se mandó con un comentario que hasta mí me dejó con la boca abierta.
¿En verdad un símbolo puede ser considerado “maligno”? ¿Acaso la esvástica, tan relacionada con el nazismo, tiene otro significado en
A pesar de querer barajarla, se nota que la autoría del ataque al Ojo que Llora fue fujimorista, porque nada más que ella se dedicó a aplaudir terrible ataque. Como dije antes, los símbolos están dependientes del contexto, así que un atentado de tal magnitud y sincronización sólo logró que la gente que antes no tomaban en serio el monumento o desconocía su existencia, ahora lo tengan en sus bocas. Si bien corrió sola en esta carrera –los demás naranjas estaban concentrados en defender los lujos del extraditado- nadie más secundó las declaraciones, a pesar que hubieron ciertos amagues de hacerlo, pero hasta los sectores más favorables a su causa se mostraron cautelosos.
Si bien puede confundirse un poco este post, mi intención no es atacar a la aludida, sino mostrar hasta cierto punto mi indignación sobre unas declaraciones que en mi honesta opinión, son de lo más viperinas. Prefiero no hacer énfasis en otros temas, como su pasado en la PUCP, su filiación opusdeista o su descabellado trato a los grupos de estudiantes y de derechos humanos durante el año 2000.
La verdad, sería bueno que aprenda un poco lo que es la mesura.
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