lunes, 24 de setiembre de 2007

El mejor trato posible


“El mejor trato posible” así fue como definió Luisa Maria Cuculizza, congresista de Sí Cumple a como su otrora jefe y presidente, Alberto Kenya Fujimori, fue manejado desde su llegada al suelo patrio. Dicho sea de paso, y como introducción, la operación fue supervisada de cerca por el ministro Luis Alva Castro, que como buen Lord of the Tremors, aprovechó este tifón venido desde Chile para pasar piola con los problema que tiene debajo de sus narices, perdón, su cartera.

Así fue entonces como el chino no fue enmarrocado, fue asistido con un balón de oxígeno, porque al parecer le dio soroche a 20 metros sobre el nivel del mar, y fue llevado en helicóptero hacía el Fundo Barbadillo, su actual residencia por las próximas semanas, hasta que su nueva prisión sea terminada.

Si bien su llegada fue esperada, en especial por un grupo de desadaptados en polos naranjas que hicieron de las suyas afuera del aeropuerto, como el otro día en el Palacio de Justicia, no se permitió que la prensa tuviera un acceso directo, lo cual minimizó a conciencia el efecto semiótico que un rostro preocupado y compungido podría tener.

Entonces ya de una vez aquí, comenzaron los dolores de cabeza para el gobierno. Si Fujimori era un elemento desestabilizador de la política sureña, ya me puedo imaginar los efectos que puede lograr acá, de niveles huracanados. También comienzas las teorías conspirativas, en especial muchos creemos que este gobierno le debe favores (actuales y pasados) a los partidarios y familiares de Kenya. Sino recordemos al mejor amigo de Carlos Arana, Hernán Garrido Lecca, salvadazo de la interpelación con los votos naranjas, o al jefecito de Arana, Agustín Mantilla (erróneamente excluido de la lista de los más poderosos, al menos un tercer lugar merecía) recibiendo un sencillo de Vladimiro, a cambio de poner a la estrella al ritmo del chino.

Si bien hasta ahora me estoy equivocándome en estas cosas (y espero por el bien de este país seguir haciéndolo) nunca está de más ponerme en plan noico y pensar que lo último que quiere Alan García, es que le roben cámara o peor aún, sea incriminado alguno de sus ayayeros más cercanos, estos juicios van a ser fuera de los común, tanto por la cobertura dada, como también el impacto político que pesa sobre sus cabezas.

Como dice Fantomas, lo peor que podría pasar es que se “fujimorise” la agenda política y el APRA termine chantajeado por esta masa amorfa liderada por la ultramediática Keiko, que come por 4 y habla por 8 y por Carlos Raffo (qué se cagó porque planeo dedicarle un largo y viperino post). Entonces si realmente al partido de gobierno le interesa hacer algo justo con este individuo, debería no intervenir en la medida de lo posible, eso quiere decir dejar que los fiscales y jueces que ven la causa (que dicho sea de paso son lo mejorcito que tenemos) hagan su mejor trabajo y el extraditado sea tratado como lo que es: Un reo que a pesar que no representa mucha peligrosidad, es alguien que podría estar conspirando con sus ex socios para desestabilizar no sólo al Partido Aprista, sino también al sistema que alguna vez tumbaron y que tanto nos ha costado recuperar.

Por eso es bueno que exista algún tipo de consenso (se que pido mucho) entre los partidos políticos (debo estar soñando) para poder aislar al fujimorismo (nada personal) no como una fuerza política (pueden dar clases de baile, ¿Aló Tudela?) sino como un grupo mafioso (nunca lo pensé de otra forma) que va a defender a muerte a su líder (¿Aló Gonzalo?) y van a usar cualquier método para lograrlo (Los Soprano, nueva temporada). La famosa y renombrada alianza (Amor serrano) va a ser puesta a prueba cuando el fujimorismo pida más y más beneficios para su jefe (chantajes) a cambio de salvarle el pellejo a algunos miembros del gobierno que tiene un rabo de paja (algunos, como Marcahuasi, tienen un granero completo). Por eso insisto con que los demás partidos (hasta los nacionalistas actúan más decentes últimamente) tienen que ponerse las pilas en este tema (ya, ahora sí quemé).

Espero estar equivocándome en este tema, así como jure, y rejure que no venía este año, así como dije que se iba a fugar. Todo lo que hay que hacer es tener los ojos bien, pero bien abiertos y velar porque las cosas sean hechas de la mejor manera, con un juicio impecable y una sanción ejemplar. Y para eso hay que darle el trato que se debe.

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